Sin el renombre de otras figuras contemporáneas, Louis Kahn (1901-1974) construyó sin embargo una obra coherente y de gran peso conceptual, basada en el espacio y la luz, sus temas principales. Su carácter místico le llevó a personificar las formas y los materiales, en los que siempre reconoció alma y voluntad. Suyos son hitos como la Asamblea Nacional de Dhaka en Bangladesh (1962) y la Biblioteca de la Phillips Exeter Academy en New Hampshire (1965).
El estadounidense de origen estonio Louis Kahn (1901-1974) está considerado uno de los grandes maestros de la arquitectura del siglo XX. Creó obras con una belleza arcaica y una fuerza simbólica universales. Y su influencia también se hizo presente a través de su actividad docente –primero en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale de 1947 a 1957 y más tarde, hasta su muerte, como profesor de Arquitectura en la Escuela de Diseño en la Universidad de Pensilvania– y divulgativa: muchos de sus ensayos, como Order Is, Form and Being, Poetics y Silence and Light, se han convertido en clásicos de la literatura arquitectónica.
Su estilo estuvo fuertemente marcado por las construcciones de la Antigüedad, con una gran tendencia, como aquellas, a la intemporalidad y la monumentalidad. Sus construcciones se muestran como lo que son, construcciones que no ocultan ni sus materiales, ni su forma ni su peso. El definió su trabajo como la "construcción reflexiva de espacios", una máxima que queda patente al comparar los interiores de sus edificios con los exteriores, mucho menos dramáticos.
Para Kahn, el espacio era la conjunción entre estructura y luz, algo que explicaba de la siguiente forma: “La elección de la estructura es sinónimo de la elección de la luz que da forma a ese espacio. La luz artificial es solo un breve momento estático de la luz, es la luz de la noche y nunca puede igualar a los matices creados por las horas del día y la maravilla de las estaciones”. No menos importante para él fue la dimensión social de la arquitectura, a partir de la cual derivó nuevas formas para edificios públicos.
Su concepción orgánica de la arquitectura queda ejemplificada en la anécdota del discurso a sus alumnos acerca del ladrillo, que con el tiempo se hizo famosa. Sosteniendo una de estas piezas, preguntó a su audiencia: "¿qué es esto?" para a continuación afirmar: "incluso un ladrillo quiere ser algo más. Un ladrillo quiere ser mucho más. Tiene ambiciones. Incluso un simple y ordinario ladrillo quiere ser algo mejor que esto. Así debemos ser todos”.
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